Publicado el junio 19th, 2016 | por webmaster
0Lean, la luz que nos guía
Para poder sacar todo el jugo posible a las distintas herramientas, debemos empezar por el convencimiento profundo, verdadero, individual y colectivo. Sin esta energía de activación no se va a encender la chispa de la transformación que Lean puede llevar a cabo en nuestra organización. Sin esa chispa se podrá igualmente consolidar e implantar las herramientas pero con mucho menos potencial transformador, mejoraremos pero ni cambiaremos sustancialmente ni aprovecharemos todo su potencial. Una pena.
Lean no deja de ser un camino de transformación hacia un estado superior, que no se satisface con conseguir una mejora determinada, que entiende el cambio permanente hacia el deseado y anhelado futuro mejor, que ilumina el sol de la excelencia.
Cambio compartido
A menudo, cuando vamos a explicar la motivación para adoptar el Lean las preguntas que planean tienen que ver con los tópicos ¿Por qué?, ¿Cuál es la rentabilidad (relación coste-beneficio)?. ¿Conviene?, ¿Debemos?, ¿Es necesario?…. Hay una variable mucho más razonable que hay que analizar, que es que la supervivencia a medio plazo pasa si o si por el Lean. La abundante bibliografía garantiza y ratifica lo que vemos en la vida real de las organizaciones: ahorros que superaran claramente (reducción del 40-400% en coste unitario) a lo largo de la vida de la organización el desembolso inicial de implantación (Otra vez mirando el corto plazo!). ¿Por qué cree nuestro lector que las grandes consultoras garantizan ahorros muy importantes sin saber nada de la empresa?. La respuesta es sencilla, existe un nivel de despilfarro y mejora casi infinito.
Pero mucho más lejos en el tiempo, y mucho más valioso, está el cambio que habremos introducido, germinado con las primeras acciones y regado con los primeros éxitos. Sobre todo asumiendo que con el Lean nos estamos centrando en ser más competitivos en lo nuclear, en lo relevante del negocio, en lo productivo (y por supuesto de gestión) sin distraernos con lo auxiliar, accesorio e irrelevante.
Esa transformación, este camino que debemos recorrer se debe planificar, empezando por el análisis de situación, la concienciación de toda la organización, la formación y la adaptación de todos los recursos (técnicos y humanos) y el continuo seguimiento del grado de consecución del objetivo último: la excelencia por el deleite del cliente.
Aunque el cambio necesario nos pueda abrumar, pensar en la sistemática, la experiencia acumulada y el conocimiento disponible, nos debe trasladar la tranquilidad necesaria para aceptar que si, esa luz que nos guía solo puede proceder de la fuente de la excelencia que es el Lean.