Industria 4.0

Publicado el septiembre 17th, 2019 | por webmaster

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Cómo construir una fuerza laboral autónoma de cara a la Cuarta Revolución Industrial

La Industria 4.0 y la era digital han sido impulsadas por una avalancha de avances tecnológicos, en campos como la Internet de las Cosas (IoT), los servicios en la nube y la Inteligencia Artificial. Esto ha generado la necesidad por el surgimiento de un tipo de fuerza laboral que pueda sacar una ventaja real de la disponibilidad de nuevas herramientas y dispositivos.

Si bien es parte de la naturaleza humana buscar y beneficiarse de cualquier herramienta que haya sido creada con el fin de hacer la vida y el trabajo más sencillos, no solo han sido los avances tecnológicos lo que nos ha llevado al advenimiento de una nueva etapa. Existen otros factores que contribuyen a que una nueva clase de fuerza laboral emerja, como la economía compartida, lo que promueve la cultura del trabajo en equipo, la colaboración y la sinergia.

Todos estos aspectos demandan en colectivo una fuerza laboral que destaque y triunfe en el marco de la llegada de nuevas tecnologías a los centros de trabajo. Podemos referirnos a ella como una fuerza laboral Lean, o autónoma. Quienes hagan parte de este grupo serán los expertos en el uso de nuevas tecnologías, y se convertirán en la columna vertebral de las fábricas y ciudades inteligentes.

Son muchas las implicaciones de tal fuerza laboral, desde un cambio en la gestión de operativas y una nueva actitud hacia el aprendizaje y la mejora continua. Aunque el concepto de la fuerza laboral Lean ha existido desde los años 80, la definición de lo que significa una organización Lean se ha transformado de una manera sustancial debido a la aparición de nuevas tecnologías, la aceleración del trabajo y cambios en torno a la comunicación y la cultura.

Las generaciones de empleados, actuales y futuras, demandarán estructuras organizacionales descentralizadas, basadas en el trabajo en equipo. Esta nueva forma de pensar prevé que las personas trabajen como un equipo autodirigido para crear un mundo mejor, en lugar de limitarse a seguir instrucciones para aumentar las ganancias de la empresa. Las relaciones entre pares serán el método que permitirá a las compañías generar un sistema Lean que sea lo más efectivo posible.

Este cambio en la dinámica no quiere decir que los jefes o supervisores ya no serán necesarios. Sus roles se van a transformar, se convertirán en planeadores, entrenadores, facilitadores y solucionadores. Además, tendrán que seguir reportando el estado de su proceso a cargo de cara a la organización e ideando estrategias con el fin de mejorarlo.

Ahora bien, los trabajadores autónomos ya han estado en circulación por mucho tiempo. A las compañías más pequeñas no les ha quedado de otra más que permitir a sus empleados tener la autonomía para tomar sus propias decisiones, esto debido en muchas ocasiones a la falta de recursos. El asunto radica entonces en cómo las empresas más grandes van a abordar las razones y maneras de crear esa fuerza laboral autónoma que tanto van a requerir.

Por qué es necesaria una fuerza laboral autónoma

A medida que la cadena de valor Lean se acelera en sinergia con las herramientas tecnológicas proporcionadas por la Industria 4.0, la información está disponible en tiempo real y los procesos se vuelven más estables, controlados y estandarizados. Bajo estas circunstancias, las estructuras organizacionales tradicionales son demasiado lentas y poco competitivas. Incluso teniendo a la mano la tecnología, las comunicaciones a lo largo de la cadena de gestión se hacen muchas veces engorrosas. Además, la supervisión por sí sola es un gasto que no añade valor. Dicho de otro modo, no podemos seguir permitiéndonos tener personas cuya única misión sea dirigir a otros.

En estas condiciones, los empleados necesitan ser entrenados para operar en equipos de trabajo autodirigidos. Estos son, grupos pequeños que trabajan en conjunto dentro de una familia de proceso, en un punto de la cadena de suministro dentro o fuera de la organización. La información de proceso o producto sobre la que se requiere acción ha de ser clara, estar disponible y visible. Si ves que los equipos no tienen la capacidad de tomar decisiones por sí solos, estás frente a una oportunidad de mejora que debes abordar.

Cómo desarrollar una fuerza laboral autónoma

Transitar de un modelo organizacional tradicional a uno autónomo requiere de una comprensión formal sobre cómo llegar a ese punto, así como de la ayuda y compromiso por parte de la alta gerencia, apoyándose en un plan estratégico compartido.

A medida que la organización avanza en su camino hacia la transformación, llegará a un punto en el que la fuerza laboral autónoma tiene sentido. Es una compañía Lean. Durante el cambio, se requiere que un equipo de implementación observe la cadena de suministro en su totalidad y detecte cuáles áreas están listas para evolucionar hacia equipos de trabajo autónomos. Empieza con las áreas piloto. Aprende, ajusta y despliega el proyecto hacia los proveedores o clientes de ese equipo.

Para lograrlo, los miembros del equipo tendrán que tomar responsabilidades adicionales, algunas llevadas previamente por los supervisores. Tendrán que ser voluntarios o rotar para encargarse de asuntos como planeación, reportes, seguridad, calidad, liderazgo, disciplina y mejora continua. Esto va a requerir que sean entrenados en comprensión empresarial y humana, lo que resultará en una fuerza laboral informada y colaborativa.

Algo crítico para el éxito de la iniciativa por la creación de una fuerza laboral autónoma es que los empleados conozcan los objetivos estratégicos, tengan un sistema claro de disciplina y consecuente recompensa, pertenezcan al equipo apropiado y, de este modo, sean parte de los resultados deseados tanto en la compañía como en la cadena de suministro. Una cultura de mejora continua y aprendizaje constante que se enfoque en el uso de sistemas visuales de entrenamiento y el desarrollo de una confianza real también es clave.

La demanda por una fuerza laboral autónoma tiene su origen en la necesidad de ser competitivos a nivel global. Esta acelera la creación de valor, reduce costos, mejora la calidad y tiene como resultado trabajadores y clientes más satisfechos.

 

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Fuente: Industry Week.


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