Industria 4.0

Publicado el abril 8th, 2019 | por webmaster

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Cómo llevar la fabricación inteligente al siguiente nivel de competitividad

La fabricación de la vieja escuela se basaba en la excelencia operacional. Se trataba de controlar las variables, adherirse a los horarios, reducir costos y balancear la oferta y la demanda. Sí, era algo bueno, pero ya no es suficiente.

La fabricación inteligente debe tener claras las fortalezas y debilidades de la excelencia operacional para superponer en esos espacios vacíos una capa de agilidad. No se trata de sacrificar nada de lo que se ha mencionado hace parte de la excelencia. Por el contrario, el punto es mantenerla mientras añadimos agilidad.

La agilidad es la habilidad de cambiar de producto de una forma fácil y rápida, incluso sin ningún esfuerzo. Pero no es solo cambiar de una línea de producto a otra velozmente, de eso va la excelencia operacional. La fabricación inteligente y la agilidad implican mucho más que eso. De hecho, están a punto de cambiar el producto en su misma esencia: sus especificaciones, sus etiquetas, su empaquetado.

La agilidad también supone que vayamos un paso más allá y podamos transformar los procesos de fabricación, los equipos y la manera en que realizamos la operación fabril, incluso los pasos empresariales que no siempre son visibles durante el proceso. La clave está en la capacidad de hacerlo rápido y sin esfuerzo.

Podemos cambiar cualquier operación fabril si dedicamos suficiente tiempo y labor. Sin embargo, la fabricación inteligente implica que construyamos dentro de las operaciones manufactureras la capacidad para hacer este tipo de transformaciones. Esto quiere decir que se volverán parte de la operativa diaria, y que la habilidad de realizarlas sin perder un solo gramo de excelencia operacional es crítico. Esta es la nueva norma.

Esto ilustra a la perfección la razón por la que la fabricación inteligente no se trata solo de la tecnología. Claro, la tecnología juega un rol importante en esto, pero cuando hablamos de excelencia operacional con la agilidad en mente, el enfoque real está en las personas.

Hemos de recordar que la tecnología no es más que un conjunto de herramientas, y que son las personas quienes de verdad son las responsables de lograr la excelencia operacional y la agilidad. Son quienes deben comprender cómo ser ágiles y cambiar los productos, así como los procesos manufactureros y empresariales. Esto les convierte en el recurso principal a la hora de hacer de la excelencia y la agilidad una realidad en la fabricación.

Ahora, no es la intención menospreciar la importancia de la tecnología. Si bien es solo un conjunto de herramientas, las personas cuentan con estas para realizar su trabajo.

Un buen ejemplo de ello es un equipo de pits que cambia una llanta. Este está altamente capacitado, y tiene las herramientas correctas que necesita para cambiarla de forma rápida y fácil. Si tuviesen las herramientas pero no el entrenamiento, serían un desastre: tal vez ni siquiera podrían cambiar la llanta. Por otro lado, si tuviesen el entrenamiento adecuado pero no las herramientas, el escenario no sería mucho mejor. Podrían encargarse de la tarea en algún punto, pero les tomaría mucho más tiempo.

El punto de lo anterior es que, es la combinación entre las personas y las herramientas lo que hace posible alcanzar la excelencia operacional y la agilidad.

Entonces, ¿cómo podemos añadir agilidad a la excelencia operacional y así llevar nuestra fabricación inteligente al próximo nivel?

La clave está en los datos.

Debemos empezar por los datos, observando su velocidad, haciendo un contraste entre qué tan rápido se mueven y qué tan rápido necesitamos que lo hagan. Los datos que se quedan volando o les toma horas o hasta días enteros para llegar a la persona indicada son inútiles. Entonces, hemos de asegurarnos de que estamos haciendo llegar los datos correctos a las personas indicadas en el momento justo para tomar las decisiones más adecuadas.

Lo siguiente es revisar el contexto de los datos. La mayoría de los datos no nos dicen mucho por sí mismos, y algunos no nos cuentan nada en absoluto, aunque pensemos que deberían hacerlo. Debemos indagar de manera profunda en los datos para encontrar causas raíz, dejar los síntomas en el pasado y entender qué está pasando realmente y por qué. Eso es lo que necesitamos que los datos nos digan.

Por último, hemos de evaluar los datos de forma predictiva, analizar las tendencias comenzando lo más arriba que podamos. El objetivo de esto es simple: no llevarnos sorpresas. Debemos de ver venir todo lo que pueda suceder mucho antes de que se convierta en un problema. Para lograrlo, basta con encontrar los datos que puedan ser un indicador confiable en el futuro y poner manos a la obra.

En definitiva, el mundo ha cambiado. Lo que funcionaba en el pasado no nos da tantos beneficios ahora. Pero de eso se trata la fabricación inteligente: de ser ágiles, utilizar las nuevas tecnologías a nuestro favor y recordar que las personas son nuestro principal recurso. Mejor dicho, se trata de mantener los niveles más altos de excelencia operativa mientras superponemos una capa de agilidad que es predecible y se convierte en una segunda naturaleza para nuestra empresa una vez que comprendemos la velocidad, el contexto y la previsibilidad de nuestros datos.

 

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Fuente: Forbes.


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