Metodologías

Publicado el octubre 21st, 2019 | por webmaster

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Seis comportamientos que debes evitar si quieres llegar a ser un gran líder

En nuestra trayectoria profesional, siempre nos encontraremos con directores y líderes excepcionales. Estos hombres y mujeres, con todas aquellas características que los hacen ser únicos, tienen la capacidad de sacar lo mejor de nosotros, tanto a nivel personal como profesional, y nos impulsan a ser mejores cada día.

Tienen una manera de dirigir que nos hace sentir valorados, que somos una parte integral del equipo. Facilitan la creación de un espacio sano en el que nos apasiona contribuir con lo mejor de nuestro talento y habilidades para lograr resultados significativos.

Estos líderes nos hacen comprender exactamente cómo nuestro papel y nuestras ideas benefician tanto al equipo al que pertenecemos como a la organización. Nos motivan a buscar y liderar nuevos proyectos que nos hacen crecer y aprovechar nuestras capacidades al máximo. Parece que no tuvieran favoritos, ya que demuestran respetar y apreciar a todos por igual, lo que hace que quienes están a su alrededor muestren el mismo nivel de respeto y aprecio hacia ellos.

Estos grandes líderes también empoderan a sus equipos a través de lo que no hacen. Evitan comportamientos destructivos, que, por desgracia, se ven tan habitualmente dentro de nuestros entornos laborales.

Existen algunos comportamientos clave que desmarcan a los buenos líderes de aquellos que con su manera de actuar desmoralizan a los empleados que tienen a su cargo. Del mismo modo, existen comportamientos que pueden socavar el éxito de un líder y limitar el potencial de su equipo de trabajo. A continuación veremos algunos de ellos y cómo podemos evitarlos.

Hacer de más por tu propia cuenta

De cierta manera, el buen liderazgo se asemeja a la buena crianza. Los líderes necesitan apartarse del camino de sus empleados y alentarlos a confiar en sí mismos, ser ingeniosos e independientes en su trabajo. Muchos líderes y directores demuestran una eficiencia perfeccionista de más. Por lo general, hacen más de lo que es apropiado, saludable o necesario, lo que limita el crecimiento del equipo.

Si te das cuenta de que no puedes permitir a tus empleados hacer su trabajo sin una intervención constante de tu parte, tienes un problema que has de resolver. Lo primero es buscar en ti mismo e identificar si estás mostrando este patrón de un modo crónico tanto en tu vida personal como profesional. Los perfeccionistas crónicos tienden a cerrarse y gerenciar con un miedo continuo al fracaso, al juicio y a decepcionar a otros. Si es tu caso, necesitas enfrentar ese miedo y procesarlo.

La necesidad de tener la razón todo el tiempo

Por desgracia, muchas personas que llegan a los niveles más altos de liderazgo no están necesariamente equipados a nivel emocional, pues carecen de resiliencia, autoconciencia y autorregulación. Muchos exhiben tendencias narcisistas y les resulta muy difícil ser desafiados. Tienen que estar en lo correcto todo el tiempo, y van a pelear hasta el final por vindicarse y parecer que siempre son infalibles y ganadores.

Esta necesidad de estar siempre en lo correcto frustra a todos los que están a tu alrededor. Nadie quiere trabajar en una situación en la que no puede expresarse abiertamente, o donde siente que todo el tiempo hay una lucha por estar en lo cierto o probarse a sí mismo.

De nuevo, mira hacia ti mismo. ¿Te cuesta que te desafíen? ¿Sientes que te enojas o te pones a la defensiva cada vez que alguien te dice que no está de acuerdo contigo? Si es así, indaga de una manera más profunda el por qué siempre tener la razón es tan importante para ti. Esto muchas veces proviene de una infancia en la que no te sentías escuchado o validado, lo que era devastador para ti.

El enfoque en tu contribución individual

Seguramente habrás escuchado ya sobre el principio de Peter, una observación innovadora de que la tendencia en muchas jerarquías organizacionales es que los empleados suban la pirámide a través del ascenso hasta que finalmente lleguen a un nivel de incompetencia.

A menudo, a algunas personas las ascienden a roles de liderazgo ya que han sido grandes contribuidores a nivel individual dentro de la empresa. Sin embargo, ese enfoque en la contribución individual puede obstaculizar su éxito en el nuevo puesto. Es importante tener en cuenta que la experticia funcional es menos esencial para el éxito que la capacidad para liderar a otros de un modo efectivo en cuanto a hacer el trabajo. Si alguien no ha sido lo suficientemente entrenado para liderar, no ha aprendido a soltar la creencia de que su esfuerzo individual es lo que importa más.

Si te han ascendido, necesitas comprender que el liderazgo es un escenario diferente, y que lo que te ha hecho llegar al éxito en el pasado no es por norma lo mismo que requieres para triunfar en llevar a tu equipo a los resultados esperados.

La falta de intercambio de conocimiento

Los grandes líderes no guardan lo que saben dentro de un cajón. Al contrario, son maestros que comparten las creencias e ideas esenciales que les guían, así como la misión inspiradora que llevará al equipo a crecer, todo esto con el fin de poner los cimientos para el éxito y desarrollar a la próxima generación de líderes.

Si no has enseñado a tu equipo tu punto de vista y no has compartido con ellos cómo tomas decisiones, las ideas y conceptos que te guían y lo que impulsa tu manera de pensar, has de saber que no estás liderando de un modo tan efectivo como deberías.

La falta de comunicación asertiva cuando hay malas noticias

Los líderes no siempre pueden compartir noticias felices, o retroalimentación positiva. De nuevo, como los padres de familia, los líderes tienen que ser honestos, transparentes y decir la verdad, proporcionando críticas constructivas o comunicando malas noticias que no son fáciles de oír, pero son esenciales para el éxito y el crecimiento de los miembros del equipo. No puedes liderar de un modo efectivo si aspiras a ser el mejor amigo de todos y nunca hacer enojar a nadie. De igual manera, no lo lograrás si no puedes enfrentar y verbalizar esas verdades desafiantes de una forma confiable.

Has de ser preciso, claro, asumir tu parte de responsabilidad cuando corresponda e indicar a tu equipo sin titubeos cuáles son los pasos necesarios para alcanzar las metas. Muchas veces, tendrás que repetir y reforzar la información, en lugar de decirlo una sola vez y luego esconder la cabeza.

Los grandes líderes tienen la capacidad de comunicar la cruda realidad de una forma efectiva, sin endulzarla demasiado, pero asegurándose de no dejar cadáveres en el camino.

Hablar de una manera poderosa y decir las cosas como son de modo que fomente la confianza y la lealtad no es fácil, y a muchos no les sale naturalmente. A veces, necesitarás entrenar esa capacidad de comunicarte de una forma asertiva.

No ayudar a otros a encontrar el puesto de trabajo más adecuado

Por último, un gran liderazgo involucra, entre muchas cosas, un proceso de ayudar a que los empleados puedan contribuir a la organización al máximo. Es un enfoque en los demás, por lo que tu tarea es facilitar el crecimiento y la excelencia de tu equipo.

Para lograrlo, es vital brindarles soporte en cuanto a:

  • Identificar sus fortalezas y talentos naturales
  • Aprovechar mucho más estas capacidades
  • Conectar su misión personal a sus objetivos profesionales
  • Comprender las metas clave de la organización y encontrar significado y propósito al apoyar esas metas
  • Enfrentar de modo efectivo los desafíos a su éxito

Mientras más puedas apoyar a tus empleados en el camino hacia el alcance de su visión de su vida profesional, ellos experimentarán mayores niveles de éxito.

Si no te enfocas en ayudar a otros a alcanzar su máximo potencial, te vas a quedar corto en tu meta de sacar lo mejor de tu equipo.

Tómate un tiempo para comprender mejor los objetivos y visión que tienen tus empleados en cuanto a sus vidas profesionales. Discute con ellos sus talentos y fortalezas naturales y qué es lo que más les gusta hacer en el trabajo. Apóyalos en la construcción de un plan de desarrollo que aborde esos talentos y visiones. Ayúdalos a crecer y enséñales lo que necesiten saber para que puedan sentir una mayor conexión con su trabajo y con la organización que les permita triunfar.

Al final, cuando asumes una posición de liderazgo, estás tomando en tus manos una importante responsabilidad que has de tomarte muy en serio. Debes comprometerte a crecer como líder tanto como te involucras en el éxito de tu equipo y tu empresa.

A través de tu manera de liderar, estarás impactando no solo el trabajo y la carrera profesional de tu equipo, sino también sus vidas y trayectorias de una manera mucho más profunda y duradera de lo que jamás imaginaste.

 

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Fuente: Forbes.


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